La empresa de ingeniería y robótica Geomiq, situada en Londres, anunció hace unas semanas en su blog un puesto de trabajo peculiar: pagará 100.000 libras (unos 116.000 euros) a quien ceda los derechos de uso de su imagen para ser la cara de uno de sus robots.
«En Geomiq ayudamos a la gente a desarrollar y crear productos y prototipos en prácticamente cualquier sector, incluida la robótica», explican en el anuncio. «Sin embargo, después de que nos llegase una petición reciente nos dimos cuenta de que necesitábamos ayuda para completarla».
Así, para lograr los «detalles finales» que les pidió una empresa del sector (a la que no mencionan por un acuerdo de confidencialidad) para su «robot humanoide de última generación» (del que tampoco dan mucha información amparados en el mismo acuerdo).
«La compañía está buscando una cara ‘agradable y amigable’para ser la cara (literal) del robot cuando empiece su producción», añaden. Esto tendrá el beneficio, en su opinión, de hacer que el rostro de quien consiga este empleo sea reproducido «en potencialmente miles de versiones de los robots en todo el mundo».
Este androide servirá como «amigo virtual para personas mayores» y la idea es que empiece a fabricarse el año que viene, si bien el proyecto lleva en desarrollo cinco años. El capital de la empresa es privado y ha sido financiada por varias firmas de capital de riesgo, así como un fondo de inversión de Shanghái.
Quienes quieran participar deben mandar su propuesta al correo que aparece en su anuncio. No obstane, quienes sean descartados no recibirán ningún tipo de aviso.
El anuncio ha despertado algunas dudas, ya que generalmente resulta más sencillo -y menos potencialmente problemático- dejar que un artista cree una cara desde cero en lugar de recurrir a la de una persona. A esto hay que sumar la reciente mercantilización de la propia imagen, pues en muchos casos se utilizan fotografías -como las que enviarían los candidatos- para entrenar inteligencias artificiales y sistemas de reconocimiento facial.